Gorda


Gorda de costumbres finas, de paciencia inexplicable 
y gritos quedos para no despertar a la nieta encargada.
Gorda que en lugar de cena sirves 
ternuras rebanadas por tus crónicos suspiros.

Extraño a mi Gorda de antes, 
de mejillas brillantes y pancita de almohada
de voz paralela, un poco de niña un poco de osa,
sí esa voz
que contaba hasta tres mirando fijamente nuestras infinitas travesuras.

Como me haces reír cuando deslizas de costado ironías geniales,
pobrecitos los acreedores o tus clientes morosos,
bautizados con sobrenombres cariñosos que resumen como son y de donde son.

El cáncer nos quiso quitar
tu gracia, tu gordura,
tus dientes perfectos, tu risa achorada,
tus dedos gordos, tus caricias.

imagínate,
apagar tus huaynos de Pastorita Huaracina que solo tú sabes entonar,
con ojos bien cerrados y puños desafiantes.

Que se habrá creído ese cáncer, si bien
se ha llevado tu dulce gordura y tu pancita de almohada,
no ha podido con tu mirada firme, tu sazón, tus carambas y tus telas sin coser.

Mujer rebelde, sabes bien que quiero a mi gordita de vuelta otra vez.

No hay comentarios: