A 30 minutos de morir

A 30 minutos de morir, según el Doctor Benavides..pero no he visto la luz, he visto el fuego, felizmente, sino me hubiera aburrido en el cielo gris de silencios hipócritas, he sentido la fuerza, los gritos desesperados del intenso calor que me decían lárgate a la vida, creo que es posible reformar el infierno con un poco de frescura y de humor, ahora que estoy al 93% he vuelto más sinvergüenza que nunca, sin miedo, sin temor a perder la chamba a cuestas de principios irrenunciables, así que debo reiniciar mis viajes, pensar obstinadamente en innovación educativa, comer, tragar pedagogía día y noche, inyectarse directamente a las venas los problemas de la educación, a sufrir se ha dicho con esa droga utópica de creer que algún día las cosas cambiarán, aunque es la única manera de apagar el fuego intenso de la muerte y tener sentido para vivir como docente... luego al gimnasio para recuperar los 8 kilos perdidos por cada poro de mi feo cuerpo...a padecer con el inglés, quien demonios a dicho que, el que habla quechua habla el inglés con mayor rapidez, mentira... !Oh my God!.. a tocar mi fiel quena negra hasta que el cerebro se enronche y duela el pulmón...y si solo sobra tiempo...a trabajar.

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