Gracias niña maestra
por permitirme ser tu alumno,
sobre todo ser testigo anónimo de mi aprendizaje.
Gracias por permitirme gatear a metros de la felicidad.
Como te cubres coqueta de aplausos
ahí en nuestra comunidad de tres familias y media.
Eres una afrenta a la lejanía, al desprecio de éste falso estado de bienestar.
Sihuas (05,05,2010)
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