Se va.
Se va a descubrir el mundo
con sus propias manos,
manos que no conocen callos justos ni injustos,
a ser coherente se ha dicho
con su independencia, con sus necesarios errores.
Cultivar saberes en el hacer debe,
si pretende que su espíritu libre vuele.
me pide tomándome de la mano
que confíe
en su nivel de responsabilidad aun teórica,
que aprovechará al máximo sus infinitas potencialidades
que su capacidad de aprender es sobrenatural
que soberbio, pero aun así lo admiro.
Siempre lo preparé para que piense,
actúe
y construya con autonomía,
con espíritu critico y sobre todo para el compromiso social,
lo que no se si es suficiente para sobrevivir en un mundo tan maldito,
me temo que no.
Pude persuadirlo,
discutirlo o imponerme,
exigirle que se dedique a mis planes frustrados
y que no se hable más.
Pero el tiene sus propios planes, lo conozco, siempre los tuvo,
cuando decide,
lo hace con tanta firmeza que a veces me asusta.
Mirándome diferente, como nunca lo había hecho,
me dijo,
estudiaré lo que amo,
no lo que debo y yo decidiré cuando y como.
Trabajaré duro y te demostraré que no es tan difícil mantenerse,
lose, lose,
es difícil liberarse de la dependencia emocional de los padres, me dijo.
Pero esto, se acabó hoy, sentenció.
No sé si hago bien dejándolo ir,
pero duele mucho despedir para siempre a mi niño
y dar la bienvenida al adulto que con pie firme marcha a la incertidumbre
espero no fracasar como padre,
después de todo
he cosechado en una mañana
lo que sembré en 18 años.
Así es la vida, tan corta, tan dura y excitante.

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