La lancha volteda


Mishari es una docente interina del Palcazu, de la selva dura de Pasco, despedida por el estado por no contar con título profesional, la realidad es que el estado la invitò a ser maestra  pues a su comunidad nadie quería ir, es muy difícil, con el movimiento económico de la zona, el café, la coca, la madera ningún  profesional se atreve a ser tan caritativo para cargarse inmensa responsabilidad por tan poco sueldo. 
Ser docente en esa zona es para quienes no tiene mayor alternativa que sobrevivir. Hace poco Mishari tuvo que abandonar a sus niños con mucha rabia y lagrimas, me dice, “como pueden decir que soy mala maestra si nunca el Ministerio ha venido a evaluarme, jamás”. 
Hace poco dos docentes nuevos que cubrieron su plaza, muy titulados ellos y contratados recientemente han abandonados a los niños, aun cuando ella misma los ha llevado, los ha persuadido para quedarse pero sin éxito, ni todo el amor de sus niños basto. 
El torpe Estado tuvo que volver a contratar a Mishari para cubrir esa difícil plaza, pero esta vez con menos derechos laborales, pero eso no le apena por que casi nunca tuvo derechos, sino que, le ha dolido en el alma la ingratitud, ninguna carta de agradecimiento siquiera por los 20 años de servicio heroico, le dolió abrir los ojos para darse cuenta que todo este tiempo estuvo en el desamparo, no entendía como era feliz con tan poco. 
Es la misma historia de casi 70 docentes interinos de Oxapampa que fueron despedidos de sus plazas porque dudaron tal vez desde Lima que son incapaces para lograr “la nota más alta”, pero bueno a Mishari el Estado le ha vuelto re-contratar.
Para llegar a la escuela de Mishari y salir a cobrar sus honorarios desde el distrito más cercano se debe invertir la mitad del sueldo de 1,600 nuevos soles, vivir en las comunidades es muy caro, màs porque tienes que proveerte de agua y alimentos, si tienes suerte pueden ayudarte a construir tu choza para que puedas dormir en el piso, como suelen soñar todos los docentes foráneos del Palcazu, pues transportar una cama o colchón a esas comunidades sería tan caro que el sueldo del año no te alcanzaría, dice Mishari con sonrisa de triste ganadora “nadie se animaba profe así que, aquí estoy nuevamente.

Al llegar a la comunidad de Mishari, hay una lancha de madera volteada al borde del río, nadie lo usa por que se compró especialmente para traer a los dos profesores que fugaron sin decir nada, la lancha se convirtió en un mirador, los niños se suben en el lomo alto para ver si a lo lejos del río viene alguien nuevo, la incertidumbre hace que los niños discutan e imaginan que buenas nuevas nos traerá cada mañana, es un espectáculo pedagógico. Mishari también lo utiliza como "teatrín" pues al subir con extraña alegría los niños se sienten más felices y de mejor ánimo y muestran naturalmente sus habilidades. 

Mishari me agradece por la oportunidad que tiene para mostrar su innovación utilizando "La lancha volteada", no Mishari, agracias a ti, por convencerme una vez más que una reforma no basta, si queremos que el Estado deje de ser una lancha vieja volteada sin visos a navegar río a arriba, pero con todos.

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