Pero en el rostro de cada estudiante se yergue la indignación natural, la rebeldía innata que a veces solo puede ser despertado del letargo por un maestro apasionado.
El maestro se sube a la mesa para recordarles que en la vida hay que intentar mirarlo todo, desde diferentes perspectivas y no desde una sola, invita a sus alumnos a dejar de ser rehenes del tradicionalismo a liberarse de las disciplinas y formulas teóricas ajenas a su mundo, a quemar los libros alienantes se ha dicho. Eso en el Perú es apostar por aprendizajes fundamentales, si queremos cambiar la escuela decadente e inerte ahogada de tanta mediocridad, no basta la meritocracia es indispensable desempeños para el futuro.
Pero como siempre el maestro innovador en círculos conformistas es odiado y expulsado, debido a la forma en que llega a impartir sus clases, enseñado a sus estudiantes a luchar por sus ideales, a defender sus opiniones y el derecho de poder hablar con total libertad y llevar a cabo lo que más consideraban conveniente para sus vidas, fue expulsado por su alto desempeño, pero dejando una huella profunda en la conciencia de sus alumnos que al final le muestran lealtad.
Si, esa lealtad – de los estudiantes- que quizá es el mejor regalo que un maestro puede recibir en vida.
Hasta siempre mi capitán, gracias maestro Robin WIlliams #RobinWilliams
https://www.youtube.com/watch?v=izYOo4GU8-I
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