Amigo


Gracias por la visita Grover Quinteros, una tarde de infinitos recuerdos, una amistad infranqueable de 30 años.
Grover es mi mejor amigo desde la secundaria, de hecho en mi adolescencia hubiera muerto varias veces si no fuera por su carácter calmado, sereno y metódico. Siempre frenó mis reacciones irracionales, incontables son las veces que me detuvo con su sensatez; desbarataba mis proyectos suicidas tan solo con una frase irónica. Su lealtad no tenía límites, es un amigo de aquellos, el que se aseguraba que llegues bien a tu casa después de una gloriosa juerga fatal a ritmo de Indochina, Hombres G, Prisioneros y otros apestados de la época.
Junto a él y otros de la “mancha” del Agustino casi nos ahogamos en el concierto de Soda Estéreo realizado en el Amauta, ese día decidí dejarme crecer el pelo en homenaje a Cerati pero en la escuela me decían que más bien me parecía a Túpac Amaru.
Son memorables los días cuando casi nos intoxicamos con una botella de “cien fuegos” por culpa de una chica que nunca se enteró siquiera que existíamos. Como olvidar ese día que nos quedamos colgados en las altas paredes del salón de clase, intentando fugarnos de la mediocridad, burlándonos de la gran estafa que significaba la escuela.
La frase de Grover que sintetiza esta amistad y lo recuerdo con nostalgia es:
” ¡Chato!...cálmate ya no le preguntes más al profe, no lo jodas, te va a botar del salón nuevamente”.
Salud por ello (pero con agua mineral)

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