El Currículo oculto-oficial influye de manera persistente, ya que al estar presente en todos los elementos y acciones de la organización escolar ejerce una influencia continua sin necesidad de plantearnos compromisos de gestión. No es producto de capacitaciones ni asistencias técnicas estériles y millonarias, sino que existe por la sola intención innovadora de los docentes anónimos que el estado no es capaz de identificar.
El Currículo oculto-oficial no requiere de marco legal, ni ser validado por los expertos de siempre en el lugar de siempre, no está legitimado por instituciones rectoras centralistas y escandalosamente subjetivas. Es invisible a las interpretaciones que se realizan desde los supuestos, prejuicios y la soberbia de especialistas de un solo libro, se resiste al fanatismo del marco lógico cuadriculado y es imperceptible a los ojos de investigadores incompetentes para comprender la complejidad y la trascendencia.
El currículo oculto-oficial tiene carácter omnipresente ya que está instalado en todas las vertientes (estáticas y dinámicas) de la escuela, por ello el buen docente aniquiló al DCN desde su nacimiento, el DCN es un currículo cadáver maloliente que cohíbe la creatividad, pues sabemos desde la experiencia que el DCN anula las rutas fundamentales para lograr el aprendizaje, por su inaplicabilidad e inconsistencia y porque está redactado de principio a fin para anular el derecho de los niños para aprender con libertad y alegría.
Por lo tanto a nivel de políticas curriculares tenemos que caminar más para saber QUE está oculto y observar con más atención para comprender PORQUE está oculto.
DCN: Diseño Curricular Nacional,

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