Por alguna razón dos niñas de una comunidad lejana de Loreto se habían rebelado a todo, el instinto de sobrevivencia imperó , derrotando a su arraigo cultural. Tomaron la decisión más difícil de sus vidas, huir para no ser casadas, las dos niñas no pasaban los 11 años. Una mujer Awajùn recién casada es honrada mediante la ceremonia del Nuwatsagku, en esta fiesta la mujer toma jugo de tabaco para tener visiones con las que podría lograr que su chacra prospere.
En ese momento, reciben piedras sagradas, utilizadas para promover el crecimiento de las plantas, especialmente el de la yuca, en ese estado inconsciente por la droga, las niñas, se convertían cargando una piedra en agricultoras de yuca por siempre.
Las niñas habían llegado a la casa de la maestra Gladys y se escondieron por días, el efecto de la droga le había provocado vómitos y dolores de cabeza, asustadas pidieron a su profesora esconderse y clamaron por a ser ayudadas para huir muy lejos.
En el bote en medio de la oscuridad la profesora contaba llorando esa terrible historia y estaba viajando a la ciudad para realizar dicha denuncia, pero fuimos interceptados por un centenar de nativos Awajùn.
El piloto del bote no lo sabía, tampoco nosotros, pero por culpa de la profesora todos estábamos en peligro de ser masacrados y tirados al río.
Las niñas no estaban con nosotros no sé si eso era peor o mejor, pero el miedo del piloto fue tan envolvente que empezamos a temblar todos al mismo tiempo.
Antorchas airadas se divisaban detrás de los arboles, los insectos percibían el miedo y el sudor, empezaron a consumirnos al ritmo de nuestro aterrador silencio.

No hay comentarios:
Publicar un comentario