Se puede mirar estrellas de día, reposadas y coquetas, es posible contemplar tres lunas en pleno sol, abejitas constructoras de saberes, volcán de risitas y fantasías apiladas de ironías y gestos adustos de ternuras radicales.
Una cuestiona todo y la otra siempre tiene la mejor respuesta, mientras que la tercera mira en silencio, pero es la única que con sus manitas realiza maravillas con cada objeto inerte. Sus diferencias me humanizan con intensidad.
Maura es la analítica, Morela la líder y Oreana la cuestionadora, la rebelde, cada fin de semana sin saberlo se convierten en mi proyecto más grande. Como diría el soldado sobreviviente, es una revancha a la guerra perdida que se fue, para ganar a la vida que vendrá.
Ellas me ahorran horas de terapia en el diván, kilómetros de cigarros depresivos, que solo pago con espontaneas carcajadas desgastadas.
Hoy hemos puesto nombre a casi todo, por ejemplo, al salero desde hoy se llamará Salmón, la olla Ollanta, a la tv Telmo, Construimos varitas mágicas con papeles, me convirtieron en sapo crespo, fue una gran cosecha de creatividad y delirio, que manera de ser muy feliz con lo más simple.
Convencido que la mejor educación a esa edad es dejarlas ser, nos toca solo aprender.
Se cierne una razón más para vivir.

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