Clides de USA a San Pedro de Cajas



Clides de USA a San Pedro de Cajas
Adorar a la tierra es recodar a nuestros antepasados y sobre todo nuestro pasado, hablar con nuestros abuelos y dar cuenta si el retorno a nuestra tierra ha sido fructífero es una forma de responder a la pregunta, ¿qué somos?.
La cultura occidental norteamericana no ha capturado a Clides, ha resistido sus años en California, negando lo superficial, desvalorando lo material y ha trabajado duro pensando en volver a su tierra para vivir nuevamente de los simple, lo natural y lo profundo. Su Quechua es perfecto más no su Inglés.
Las fiestas patronales en los pueblos andinos, incluido la mía, están progresivamente perdiendo conexión con los antepasados y con la tierra. Clides hizo lo posible para rescatar las verdaderas costumbres investigando y concientizando a las nuevas generaciones.
Su testimonio de vida no empieza ahí, Clides con el apoyo de su Madre es literalmente un sobreviviente de los años del terrorismo y la barbarie, cuando fue alcalde y dirigente comunal se enfrentó solitariamente al ejercito y a los cabecillas senderistas, desde entonces es sin duda el político más respetado y reformador del pueblo, un referente, no solo por su honestidad y humildad sino por que cambio la forma de gobernar y comunicarse con su pueblo, sin atisbo de burocracia.
Estos días (junio del 2013) significaron para mí una esperanza que me invita a creer que la agonía de la cultura andina puede revertirse, eso espero. Luego de 50 años costumbres perdidas se empezó a rescatar, pero aun falta mucho que hacer y los más jóvenes tienen la palabra.
Gracias Clides por esta iniciativa de revalorar con los jóvenes la adoración y el amor a nuestra tierra, fueron momentos mágicos, el reencuentro más conmovedor que me toco vivir, verte bailar con tu anciana madre (Justa) como lo hiciste, ahogándote con tu propio llanto de felicidad y rabia. Ha sido un momento histórico que difícilmente dejaré de sentirlo, rabiarlo y celebrarlo.
No sabes cómo has fortalecido mi vocación docente, si, aquella profesión que nos invita a luchar contra la marea globalizante.
Ojalá que en las próximas fiestas, los disfraces, los toros, pirotécnicos, las bandas musicales, el alcohol, el afán de figuración, las etiquetas, la sobreestima y el olvido del pasado se vayan diluyendo para dar paso a lo fundamental, la fe, la solidaridad como estilo de vida, la identidad terrenal, la humanización a partir del agradecimiento y el desprendimiento.
Como diría Arguedas respondiendo al padre Gutiérrez: “…yo siento a Dios de otro modo”,
Gracias amigo por ayudarme a beber de mi propio pozo.

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