La duda es parte esencial de la racionalidad, la razón te salva de la muerte, con la duda pinchas a esa bruta emotividad, desvelas el afecto y el "cariñito" coyuntural y oportunista. La duda te exige a recuperar tu capacidad de pensar, gracias a la duda podemos tejer nuestras opciones, nuestros riesgos, pero también lucir y valorar lo hallado y lo caminado, nos ayuda a sacrificar bien por amor.
La ausencia, la distancia y sobre todo el error te ayudan a dudar, que bueno, sin error no hay amor. Pero no hay como las tentaciones para que las dudas se yerguen como prueba fatal al supuesto amor. Si no tienes tentaciones no eres normal, estas enfermo de ese amor brutalmente sagrado, disculpa pero si optaste vivir solo del momento, del presente, de tu sagrado amor, provecho y disfruta del vuelo…perdón de la caída.

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